Acababamos de bajar en el ascensor de la muerte, sonó un timbre y se abrieron las puertas...
Nos estuvieron hablando un poco de la historía de la mina, la gente que trabajaba allí, las horas que tenían que estar (más que yo en el IBC, jeje) y te hacían ver un poco lo duro que era el trabajo allí y la cantidad de problemas de salud que tenían.
La persona de la izquierda se pasaba 8-10h al día en el mismo sitio haciendo demos...luego pedía la voluntad.
Si el ascensor se estropeaba tenían un túnel directo de emergencía desde el nivel 5, tenía dos mil y pico escalones y se tardaba más de hora y media en salir (250m). Se ve en la foto de abajo a la izquierda.
La verdad es que estuvimos media hora por abajo, con 2 parejas de Miami que eran insoportables con sus cásmaras, flashes y linternas apuntando siempre a los ojos...pfff
Con esto terminó la visita a la mina y estuvimos un ratillo andando por el parque y tomándonos una cervecita en una terraza. Lamentablemente, no encontramos oro.
Acto seguido, ya que están pegados uno al otro, nos dirigimos al museo del Apartheid.
En este museo tienen un montón de documentación, objetos, imágenes y videos de la época.
Para verlo bien hay que dedicarle un par de horas al menos y llevar una botellita de agua y zapatos comodos.
Saludos, besos y abrazos.
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